Dios les bendiga mis santos hermanos y amigos lectores!!!!!!
Luego de algunos días sin escribir, aquí estoy de nuevo glorificando el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Ayer domingo tuve la gran conferencia: "El Nuevo Orden Mundial antes del Rapto de la Iglesia" en la Iglesia Roca de Salvación que pastorea la reverenda Hilda Bouret, y sencillamente Dios se glorificó de una manera especial. En esta semana proyectaré la película "Venciendo los Gigantes" en cuatro iglesias: el martes en Iglesia de Dios de la Palmita, pastor Virgilio de los Santos, el viernes en la Iglesia Betel II mi Iglesia, el sábado en la Iglesia Ebenezer de los Molina y el domingo en la Iglesa que pastorea la reverenda Viola Castellanos todas en San Cristóbal. El 8 de octubre si Dios quiere estaré en la Romana. Ya les contaré.
Gracias Dios mío por tu misericordia que permites que escriba de nuevo, gracias por las vidas que leen este blog, bendícelos a todos y glorifícate en la vida de cada uno de ellos, Padre te lo pido en el nombre de Jesús.
Nuestra lectura bíblica de hoy:
Mateo 8: 8 "Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará"
Gracias Padre Celestial por tu palabra, gracias porque ellas son vida, ellas son luz en medio de las tinieblas de este mundo pecador. Señor mío toma el dominio y el control de esta exhortación y penetra los corazones y las almas de las vidas que no te conocen. Reprendo al devorador en el nombre de Jesús. Amén.
Cuando Jesús entró en Capernaum se le acercó un centurión de la guardia romana.
Un centurión es lo que es un oficial militar hoy en día.
Estos centuriones gozaban de muchos privilegios, y tenían bajo su mando un regimiento de cien hombres.
Ellos tenían un estilo de vida holgado y obviamente no le faltaban los alimentos, ni las comodidades, aparte de que tenían gran autoridad.
Donde llegaba un centurión había que reverenciarlos y hacerles el saludo de rigor.
Eran hombres de mucha influencia política, social y económica,
tenían gran incidencia en las decisiones que se tomaban en la época.
Por qué hago todo este preámbulo?
para que tu entiendas que para Dios no hay nadie grande,
ante la presencia de Dios todo hombre tiene que empequeñecerse,
ante la magnificencia de Dios no hay rey, no hay gobernante,
no hay ser humano que pueda resistir la presencia de Dios sin antes humillarse.
Por eso este centurión le pidió al Maestro,
le rogó como dice la Biblia y le llamó Señor,
"Señor mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado".
Es decir este hombre con tanto poder
tuvo que humillarse al Señor y expresarle su debilidad,
su necesidad.
Todo hombre y mujer sobre la tierra,
tiene una necesidad que cubrir,
por más rico, por más poderoso que tu seas
siempre habrá una necesidad material y/o espiritual en la vida del ser humano,
por eso a esta hora vengo a decirte
que Jesús está esperando que tu le expongas cual es tu necesidad,
cual es tu dolencia,
cual es tu situación,
cual es tu debilidad.
Dios espera que tú te humilles ante su presencia
para entonces poder responderte,
es lo primero que tienes que entender que Dios quiere hacer un milagro en tu vida,
quiere hacer maravillas en tu hogar,
en tu trabajo,
en tu ministerio,
en tu congregación,
en tus hijos,
en tus padres.
Dios tiene reservado para tí grandes cosas,
pero debes de humillarte ante su presencia,
y pedirle que haga el milagro que esperas,
pero si no eres cristiano,
lo mejor que podría pasarte es convertirte a Cristo
para que entonces puedas ser heredero directo
de esas grandes promesas que Dios tiene para cada uno de sus hijos.
Inmediatamente te humillas a Cristo entonces viene la fe.
La fe es una de las virtudes,
uno de los dones que Dios tiene para cada uno de nosotros.
Pero tenemos tres clases de fe.
Está la fe natural,
que es la fe que se ejerce en las personas que no conocen a Cristo,
osea los que no son cristianos.
Muchas veces la gente tiene esa fe natural de pedir algo,
pero lo piden esperando una respuesta afirmativa,
esperando una solución,
y en la generalidad de los casos Dios le contesta
y les libra de males,
pero Dios le contesta esperando que esa persona entienda
que debe de buscar de Dios,
pero nó, la gente aunque Dios haya hecho milagros en su vida
sigue con endurecimiento de corazón para recibir a Cristo en su corazón.
Luego tenemos la fe cristiana,
que es la fe que profesamos los cristianos,
pues hemos creído en un Dios vivo y de poder,
y por fe sabemos que Dios obra en nuestras vidas.
Esta es la fe cristiana que está en los corazones de los creyentes,
pero que no trasciende en grandes espectativas,
osea no se ejerce con la autoridad que Dios nos ha revestido,
la subestimamos en momentos en que debemos de ejercerla.
Por ejemplo, muchos cristianos se enferman o les da un dolor de cabeza u otro malestar y seguido van corriendo a la farmacia o al médico,
por lo que condicionan su fe,
no la ejercen apropiadamente.
Y por último tenemos la fe sobrenatural,
que es la fe que realmente es ejercida
y es la que surte los efectos que Cristo espera de cada uno de nosotros.
La diferencia de esta fe sobrenatural con las demás
es que no podemos disponer de ella humanamente hablando,
es una fe que solo Dios puede otorgarla,
es una fe que hay que buscarla en oración,
en súplica,
en ruego,
en humillación,
en lloro.
Es una fe que no se obtiene fácilmente
pues cuesta trabajo conseguirla,
y por qué digo que cuesta trabajo?,
porque muchas veces no sabemos pedirle las cosas a Dios,
o no estamos en la santidad que Dios requiere de nosotros
y le pedimos indignamente.
Hay que estar en una conexión con la voluntad de Dios
y disfrutar de una plena comunión
para poder pedirle esta fe sobrenatural a Dios,
pero déjame decirte que no es imposible.
Es la fe que profesó Abraham cuando atendió el llamado de Dios y por fe dejó su parentela.
Es la fe que profesó Ana para poder concebir un hijo que se lo dedicó a Jehová y le entregó a Samuel al templo tal y como se lo había prometido.
Es la fe que cuando iban a operar a mi hija en los Estados Unidos en el estado de Washington, en un pueblecito a ocho horas en autobus de Seattle, llamado Walla Walla,
y que me dijeron que para la operación yo tenía que llevar 2,000.00 dólares americanos para comprar una varilla que había que injertarle en su columna vertebral,
con la fe que Dios me permitió llevarla a aquel lugar
yo le dije a la persona
que yo le he creído a un Dios vivo
y que ese Dios que iba a llevar a mi hija a aquel lejano lugar,
ese Dios iba a suplir esa varilla cuyo costo era de dos mil dólares.
Y cuando el médico estaba viendo las radiografías en el hospital,
al otro día de nosotros llegar,
me dijo: "por el caso tan grave de su hija, la compañía que fabrica la varilla acaba de donarla, por lo que no tendrá que comprarla".
¡¡¡Gloria a Dios!!!
Esa es la fe sobrenatural que Dios quiere de cada uno de nosotros.
Por eso este centurión le dijo al Señor que no era digno de que Él entrara a su casa
y que solo dijera la palabra
que su siervo sanaría
solo con decir la Palabra.
Y hoy debes de pedirle a Cristo
que diga esa palabra para sanar esa enfermedad,
para resolver ese problema,
para salir de esa situación en que te encuentras hoy.
Para Dios no hay nada imposible,
solo tienes que pedirle que ensanche tu fe,
para que puedas ver la misma gloria de Dios,
así como Jesús le dijo a Marta
cuando ésta le inquirió que ya Lázaro tenía cuatro días de muerto y que ya hedía,
queriendo decir que ya era imposible que resucitara,
y el Señor tuvo que decirle, en Juan 11: 40
"Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?"
Por eso a esta hora vengo a decirte
que le pidas al Señor que ensanche tu fe,
pues en estos tiempos postreros la fe está menguando,
estos son tiempos proféticos
donde ya muchos crisitianos no buscan esa fe sobrenatural,
y el mismo Jesús lo dijo a sus dicípulos
en la parábola de la viuda y el juez injusto cuando le dijo en Lucas 18: 8
"Os digo que pronto les hará justicia, Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?"
Es tiempo de comprender el momento histórico-profético que vivimos en la actualidad y entender que tenemos que pedirle cada día a Dios
que nos ensanche la fe,
que nos aumente la fe,
que nos otorgue el privilegio de ejercer la fe sobrenatural
que Él espera de cada uno de nosotros
y podamos seguir
ENSANCHANDO LA FE.
Dios te bendiga y Dios te guarde
Atte.
Héctor Paula
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