viernes, 6 de abril de 2007

CUARTA PALABRA DE JESUS EN LA CRUZ

Luc. 23:46 "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu"

Gracias Padre celestial por tu Palabra, ellas son benditas cada día y por ellas tu nos guiarás a la meta de la salvación tan grande que tu nos tienes reservado a los que esperamos ser levantados en el arrebatamiento de la iglesia. Bendícenos con tu presencia Espíritu Santo, en el nombre de Jesús. Amén.


Jesús clamaba al Padre en esta palabra a gran voz, osea gritaba a los cielos para que el Padre le escuchara ya parte de lo que serían sus últimas palabras junto a las tres que nos faltan por exponer.

Jesús estaba consciente plenamente de que su ministerio se cumplía a cabalidad,

de que el propósito fundamental de su misión en la tierra estaba llegando a cumplirse

y es en ese sentido que proclama acerca de encomendar su espíritu a las manos de Dios.

Era tan grande el sufrimiento carnal que estaba pasando en ese momento

que ya desfallecía y por tanto como humano y como Dios

Él estaba ya separando lo que era su parte humana

y estaba encomendando su espíritu al Padre.

Era mucho el sufrimiento que padecía,

era muy intenso el dolor que sufría,

pero ya Él sabía como Dios que el velo del templo se rasgaba en dos en ese momento

y que el sol se oscurecía,

habiendo tinieblas sobre toda la tierra por alrededor de tres horas,

osea que el panorama era sobrenatural,

ya Jesús veía como el Padre iba confirmando

como se cumplía la misión de Jesús,

y es por esa manifestación sobrenatural que en ese momento ocurría

que Jesús clama a alta voz que encomendaba su espíritu al Señor.

El salmista David tuvo una situación de dolor intenso en su alma y en su cuerpo producto de la persecución de que era objeto

y como Dios lo había librado de la muerte cuando en el Salmo 30:3 le dice a Jehová:

"Hiciste subir mi alma del Seol; me diste vida para que descendiese a la sepultura",

y es así como David al ver esperanzada su vida,

y expresando su confianza en el Señor le dice a Jehová en el Salmo 31: 5:

"En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad",

Por eso hoy, en estos tiempos finales,

en estos tiempos postreros en que nuestra redención está más cerca de lo que nuestra mente humana pueda imaginarse,

en este tiempo en que se está preparando el escenario del anticristo,

en que toda la plataforma mundial del anticristo está elaborada y prácticamente montada,

en este tiempo en que se prepara una ofensiva de la religión tradicional a querer unir todas las religiones,

en un activismo ecuménico como nunca antes,

para dar paso al falso profeta romano,

en este tiempo donde ya la homosexualidad la han elevado a su más alta expresión

para revertir los conceptos morales

y darle valor a lo perverso,

en este tiempo en que la pobreza ha crecido alarmantemente

mientras unos pocos disfrutan de grandes fortunas muchas veces mal adquiridas,

donde la criminalidad, la violencia y la delincuencia se les han ido de las manos a las autoridades,

en este momento profético en que vive la iglesia de Cristo

en que la guerra espiritual está en su grado máximo

y solo unos pocos entendemos que estos son tiempos de cada día acercarnos más a Dios

y dejar las contaminaciones que están penetrando a las iglesias,

es en este tiempo que que ya casi estamos diciendo a nuestro Dios :

en tus manos encomiendo mi espíritu

porque se acerca el día de las vírgenes sensatas,

se acerca el día en que seremos levantados al cielo,



"Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado"

Y podremos escuchar el ángel que nos dirá

"Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero",

estamos a las puertas del arrebatamiento de la iglesia por eso casi decimos a Dios

"En tus manos encomiendo mi espíritu"

Dios te bendiga y te guarde,

Héctor Paula

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