Nuestro texto bíblico:
Salmo 51: 10-11 "Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu"
Dios mío, te pido en el nombre de Jesús que tomes el dominio y el control de esta exhortación. Que tu Santo Espíritu sea el que esté ministrando las vidas de los lectores que han dedicado su tiempo a leer este mensaje, salva, Padre, las almas, bendice a cada lector y trae paz a los corazones tribulados en esta hora, Padre amado, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén y amén.
Cuando un delincuente es atrapado infraganti cometiendo un delito de hurto o de atraco o de asesinato o de cualquier índole de delito, es golpeado,
la gente se desahoga de la impotencia que siente ante el crecimiento delicuencial que le rodea,
y cuando uno de estos pillos es atrapado la gente le cae como hormiguero
y todo el mundo quiere darle auque sea una trompadita,
pero muchas veces el delincuente es linchado o herido gravemente.
Pero, antes de llegar perder la conciencia por efecto de los golpes,
él pide clemencia, el suplica a la gente que por favor no le maten,
realiza lo que decimos una súplica de vida.
Pero, en este momento no vengo a hablarte de esa situación,
la cual nos habla de una suplica de vida física terrenal,
en esta hora vengo a hablarte de una súplica para vida eterna en Cristo Jesús,
y el salmista comienza a suplicar, a pedir a Dios que cree en él un corazón límpio.
Amigo y hermano, nuestro corazón nos traiciona,
nos hace caer en la vileza muchas veces,
pues dejamos que los pensamientos que el enemigo nos pone en la mente
los llevemos al corazón.
Jer. 17: 9 "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?"
Por eso debemos de pedir a nuestro Dios con súplica,
con ruego,
que cree en nosotros corazón limpio cada día.
También pedirle a nuestro Dios que renueve un espíritu recto dentro de cada uno de nosotros, observemos que es en minúscula que está escrito este espíritu,
por tanto no se refiere al Espíritu Santo,
sino al espíritu que Dios sopló en nosotros y que es pertenencia de Él,
por tanto debemos de pedirle a Él que sea quien nos renueve cada día,
nosotros no tenemos la capacidad humanamente de renovarnos,
solo Dios nos puede renovar,
nosotros lo que tenemos es que pedirle con súplica y además estar dispuestos a que nos renueve diariamente.
También debemos suplicarle diariamene, que no nos eche fuera de Él, como dice nuestro texto,
pues esta condición nos alejaría de ser hijos de Dios,
si Dios nos echa fuera, esto quiere decir que no estamos bajo su gracia,
que perderíamos nuestra salvación.
Por tanto debemos de andar en sus caminos,
como dice la palabra, el principio de la sabiduría es el temor de Jehová.
Tenemos que ser sabios,
pero no en nuestra opinión ni en nuestro parecer particular,
tenemos que ser sabios buscando la sabiduría de Jehová,
buscando el rostro de Cristo en cada segundo de nuestro transcurrir,
para que el Espíritu Santo pueda ministrar nuestras vidas,
y podamos ser dignos de ser llamados verdaderamente, hijos de Dios.
Por último debemos de suplicar que Dios no nos quite el Espíritu Santo de la vida de nosotros,
este es un ruego que no debe cesar en nuestro cuerpo, alma y espíritu,
debemos de estar continuamente pidiéndole a Dios
que no nos quite el Espíritu Santo,
pues cuando hacemos que el Espíritu Santo se aleje de nosotros
es porque le fallamos a Dios y el nos lo quita en ese momento, se alelja de nosotros,
solo humillándonos de corazón podemos rogarle a Dios que nos perdone nuestras faltas,
nuestros pecados,
nuestras iniquidades,
nuestras debilidades.
Esto debe ser un día a día,
pues prácticamente le fallamos a Dios a Diario,
y por tanto tenemos que suplicarle que no nos quite el Espíritu Santo de nuestras vidas.
Estamos viviendo tiempos peligrosos,
tiempos que reflejan una realidad insoslayable,
tiempos que nos dicen lo cercano que está el día del Señor,
el día en que Cristo vendrá a buscar primeramente a su iglesia,
tiempos que nos indican que pronto muy pronto sonará la final trompeta en el firmamento
y los muertos en Cristo resucitarán primero,
y luego nosotros seremos arrebatados al cielo para recibir al Señor en las nubes (1ra Tes. 4: 16-17.
Y estos tiempos,
estos últimos tiempos,
Dios nos habla a través de ellos,
obviamente para que entendamos y comprendamos el lenguaje profético que Él nos legó,
nos dejó en su Santa Palalabra
para que tu y yo podamos alcanzar
esa salvación tan grande
que nos tiene reservada para ti y para mi,
con tan solo recibir a Cristo como nuestro Salvador y Señor y vivir una vida agradable a Él.
Esto es una Súplica para Vida Eterna en Cristo.
Dios te bendiga y Dios te guarde,
Atte.
Héctor Paula
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