miércoles, 26 de noviembre de 2008

"ASÍ COMO SE PLANCHA UNA ROPA"


Foto por: Advocacy Project.


Dios les prosiga bendiciendo. Les pido disculpas por no haber publicado el mensaje de hoy a tiempo, factores de causa mayor me lo impidieron, por lo que recurro a su comprensión. Gracias anticipadas.

Nuestra lectura bíblica de hoy: Efesios 5: 27

"A FIN DE PRESENTÁRSELA A SÍ MISMO, UNA IGLESIA GLORIOSA, QUE NO TUVIESE MANCHA NI ARRUGA NI COSA SEMEJANTE, SINO QUE FUESE SANTA Y SIN MANCHA".

Planchar es una tarea difícil y dura, pero necesaria y obligatoria.

He escuchado a mujeres quejándose de que definitivamente no les gusta planchar.

Mi madre fue una mujer arduamente trabajadora, fue padre y madre para nosotros, y su trabajo principal era planchar. Ella le planchaba a los marinos de la base militar de la Marina de Guerra de Sans Soucí.

Pero la recuerdo haciendo su trabajo con mucha dedicación, pues era nuestro sustento económico. Ella no se cansaba, pero me impresionaba como quedaban planchaditas todas esas piezas de ropa de los marinos,

quedaban impecables sin una sola arruga.

Mi abuelo me enseñó a planchar cuando me iba de vacacioens a Puerto Plata, pues él era uno de los sastres más reconocidos de esa ciudad.

Y cada vez que me ha tocado planchar una camisa o un pantalón por retrasos de la señora que plancha en mi casa, el Espíritu Santo me ha inspirado a escribir este mensaje.

Usted toma por ejemplo una camisa arrugada para plancharla y los que hemos planchado podemos sentir el privilegio de ver como se va transformando en una camisa planchadita

luego de un proceso de planchado del cuello, la parte superior de la manga, las mangas, la parte delantera del lado de los botones, la parte delantera del lado de los ojales, la parte de la espalda,

hasta lograr el resultado final: Una camisa cuidadosamente planchada, lista para usarse.

Y este mismo proceso quiere hacer Dios con la iglesia.

Pero resulta y viene a ser que la Iglesia somos nosotros, usted y yo somos la iglesia.

Lo que hay que definir es si estamos haciendo las cosas que agradan a Dios para poder constituirnos en iglesia.

Venimos al evangelio tal y como vemos una camisa totalmente arrugada.

Inmediatamente nos convertimos a Cristo, el Espíritu Santo comienza a planchar las arrugas de los vicios.

Yo era adicto al alcohol, era adicto a mujerear, a fiestar, a visitar parasicólogas (Marilú Viera, yo era fijo donde esta parasicóloga),

y no podría enumerar todas las arrugas que constituían mi vida.

A partir de mi conversión a Jesucristo, comencé a experimentar esa sensación inigualable de como el Espíritu Santo iba transformando tantos desórdenes que definían mi borrascosa vida.

Lo primero que el Espíritu Santo hizo fue quitarme la atadura que tenía de la música rock, el merengue, la bachata y toda esa perdición,

y para que tengan una idea, yo había pagado 35 dólares en Miami por el CD colección de Karen Carpenter,

y pude deshacerme de ese CD al igual que todos los CD que tenía, que eran muchísimos.

Por eso en esta hora vengo a decirte que no le temas a que te gusta mucho la música,

no había ser humano que se comparara conmigo en cuanto a la música rock, merengue, bachata y música selecta,

y les puedo testificar que fue el Espíritu Santo que trabajó directamente en este aspecto y en todos los aspectos que gracias a Dios he cambiado,

obviamente queda mucho todavía,

pues esto es un proceso y mi máxima aspiración es que todas y cada una de mis imperfecciones y debilidades, el Espíritu Santo las planche, en el nombre de Jesús.

Es por eso que el Señor Jesucristo, cuando exhorta a los maridos a amar a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, el apóstol Pablo les decía a los efesios que esta iglesia el Señor quería presentársela a sí mismo y que fuera una iglesia gloriosa.

Y este llamado es un llamado actual,

en estos tiempos en que vivimos Dios nos está exhortando a que nos dejemos quitar las arrugas,

que seamos humildes y entendamos lo que el Espíritu Santo nos está diciendo en este mensaje,

que no podemos tener manchas ni arrugas en nuestra vida espiritual,

debemos dejar que el Espíritu Santo nos guíe a toda justicia y a toda verdad por esta Palabra Santa de Dios en el nombre poderoso de Jesús,

nombre que es sobre todo nombre y sobre el cual toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Él es el Señor y Salvador, "A FIN DE PRESENTÁRSELA A SÍ MISMO, UNA IGLESIA GLORIOSA, QUE NO TUVIESE MANCHA NI ARRUGA NI COSA SEMEJANTE, SINO QUE FUESE SANTA Y SIN MANCHA" Efesios 5: 27

"ASÍ COMO SE PLANCHA UNA ROPA"

El Espíritu Santo quiere santificarnos a través de Jesucristo y para la gloria del Padre Jehová de los Ejércitos.

Cristo te ama y te llama en esta hora,

no sigas rechazando la oportunidad que Él te ofrece ahora que respiras,

Dios te guarde,

Héctor Paula.

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