viernes, 27 de mayo de 2011

"EL PASAJERO SE CONOCE POR..."


Foto por: lacomunidad.elpais.com

LECTURA BÍBLICA DE HOY: Mateo 7: 15,

"ASÍ QUE, POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS"

MENSAJE *** EXHORTACIÓN *** SERMÓN *** REFLEXIÓN:

Estamos viviendo la era de las apariencias.

En todas nuestras actividades cotidianas, la apariencia de nuestra imagen juega un papel preponderante a la hora de salir a las calles.

Tanto el hombre como la mujer se cuidan al extremo de guardar sus apariencias, y en la generalidad de los casos se aparenta lo que no es.

En mi país existe un refrán muy popular que dice: “El pasajero se conoce por la maleta”, para expresar lo importante que es guardar la apariencia física y la imagen.

Obviamente pasa lo mismo en la iglesia, las apariencias, osea los frutos definen al que es un verdadero cristiano y al que no lo es.

El tema es muy delicado y les pido por favor que lo veamos desde la óptica de Dios y dejemos nuestra óptica humana, de lo contrario no podremos ponernos de acuerdo en el mensaje que Dios quiere mostrarnos en esta hora en que aún respiras.

Pero tampoco piensen que el propósito de este mensaje es juzgar ni emitir juicios de valor, simplemente quiero llevarles lo que la Palabra establece.

No soy nadie para juzgar a nadie, no tengo ningún asidero espiritual para juzgar a los hermanos, porque Dios no hace acepción de personas, Dios no es excluyente, Él ama al pecador, aunque sí odia el pecado.

Desde hace décadas existe una gran controversia sobre la vestimenta y la imagen del cristiano. Dependiendo del concilio que sea, los creyentes vestirán de acuerdo a lo que su doctrina le permite.

Hay concilios y denominaciones que permiten a la mujer usar pantalones, maquillajes, prendas, etc.

Otros no lo permiten.

Mi opinión personal es que ningún concilio salva. Ninguna religión salva. Ninguna denominación salva. Ninguna iglesia salva. El único que salva se llama Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios, que derramó su sangre preciosa para poder salvar nuestras almas.

Ahora bien, lo que entiendo es que, tanto el hacer como el querer lo pone el mismo Dios, “PORQUE DIOS ES EL QUE EN VOSOTROS PRODUCE ASÍ EL QUERER COMO EL HACER, POR SU BUENA VOLUNTAD”, Filipenses 2: 13.

Esto quiere decir que cada uno de nosotros tiene una convicción basada en ese querer y en ese hacer que Dios produce en nosotros.

Aquí es donde radica la diferencia de los que vestimos y aparentamos según el Espíritu y los que visten y aparentan según el mundo.

Obviamente esto no quiere decir que se es más cristiano o menos cristiano porque vistamos de una forma ó de la otra.

El único que puede juzgar y saber quien es y quien no es cristiano verdadero es Dios, Él es quien escudriña los corazones y a Él nadie puede engañar ni burlar.

Cuando un cristiano, una cristiana está impregnado del Espíritu Santo, cuando un cristiano, una cristiana es bautizado, bautizada por el Espíritu Santo y fuego, entonces sus frutos son dignos de arrepentimiento.

El mismo Jesús ordenó, hacer frutos dignos de arrepentimiento, “HACED, PUES, FRUTOS DIGNOS DE ARREPENTIMIENTO”, Mateo 3: 8.

Y según sean nuestros frutos, así mismo será nuestro nivel espiritual:

Pocos frutos: cristianos mediocres.

Frutos medianos: cristianos regulares.

Frutos dignos de arrepentimiento: cristianos llenos del poder de Dios y de la unción del Espíritu Santo, cristianos que oran, cristianos que ayunan, cristianos que se congregan, cristianos que cuando los demonios los ven huyen.

Este es el cristiano que Dios está buscando hoy, el cristiano de testimonio, el cristiano de frutos, el cristiano que predica a tiempo y fuera de tiempo, el cristiano que le duelen las almas perdidas.

Por eso es que se puede comparar este cristiano con el refrán de mi país,

“EL PASAJERO SE CONOCE POR…”

El pasajero se conoce por la maleta”, y podemos comparar diciendo que el cristiano se conoce por sus frutos, por su testimonio.

Pero para lograr llegar a ser un cristiano de frutos, hay que orar, hay que clamar, hay que rogar a Dios para que ponga el querer y el hacer de Jesucristo en nuestras vidas.

Hay que entender que no debemos airarnos. La ira y el enojo están acabando con muchos cristianos y estos no son frutos dignos de arrepentimiento.

El cristiano tiene y debe de tener el fruto del Espíritu Santo, “MAS EL FRUTO DEL ESPÍRITU ES AMOR, GOZO, PAZ, PACIENCIA, BENIGNIDAD, BONDAD, FE, MANSEDUMBRE, TEMPLANZA; CONTRA TALES COSAS NO HAY LEY”, Gálatas 5: 22.

Es un mandato de Dios el cuidar nuestro testimonio. Miles de personas no vienen al evangelio por el comportamiento de muchos “evangélicos” cuyos frutos son de la carne y sus obras son manifiestas.

Y no solo es un mandato el dar buen fruto, sino que también es una sentencia de juicio, “TODO ÁRBOL QUE NO DA BUEN FRUTO, ES CORTADO Y ECHADO EN EL FUEGO”, Mateo 7: 19.

Vamos a pedir a Dios que nos fortalezca en nuestro testimonio, en nuestros frutos.

Solos no podremos.

El Espíritu Santo será el que obrará directamente en nuestro testimonio, así es que si no tenemos frutos, el Espíritu de Dios no está presente, por eso es que son manifiestas las obras de la carne cuando no tenemos frutos, cuando no tenemos testimonio.

Busca tener buenos frutos, para que puedan respetarte como cristiano, “ASÍ QUE, POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS”, Mateo 7: 20.

Cristo te ama y te llama,

Dios te guarde,

Héctor Paula

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