"LA ORDEN DE LIBERTAD"

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LECTURA BÍBLICA DE HOY: 2da. Corintios 3: 17,

“PORQUE EL SEÑOR ES EL ESPÍRITU; Y DONDE ESTÁ EL ESPÍRITU DEL SEÑOR, ALLÍ HAY LIBERTAD”.

MENSAJE *** EXHORTACIÓN *** SERMÓN *** REFLEXIÓN:

Nunca es suficiente hablar del tema de la libertad.

Es tan crucial e importante, que pueden existir infinidad de mensajes relativos al significado de ser libre.

En Guatemala usan como símbolo de la libertad el Quetzal, de hecho es su moneda, y esta ave tiene la característica de que cuando es encerrada muere, solo puede vivir en libertad.

Pero nosotros no estamos llamados a hablar del Quetzal ni de ningún otro símbolo de libertad, porque el llamado a pregonar de todo cristiano lo constituye el único y verdadero sinónimo de libertad, y su nombre es Jesús de Nazaret, nombre que es sobre todo nombre y sobre el cual toda rodilla tendrá que inclinarse y toda lengua tendrá que confesar que Él es el Señor.

En Jesús hay libertad, “ASÍ QUE, SI EL HIJO OS LIBERTARE, SERÉIS VERDADERAMENTE LIBRES”, Juan 8: 36.

Para comprender a fondo lo que significa la libertad, debemos ver primeramente lo que significa estar preso, cautivo ó encadenado.

Una persona presa en una cárcel constituye uno de los acontecimientos más trágicos, afectivos y traumatizantes que haya podido pasarle a esa persona.

Solo piense en lo que representa estar detrás de unas rejas las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 12 meses del año, hasta cumplir el tiempo de condena en caso de que no sea cadena perpetua.

La única espera importante que tiene un preso es el día de su liberación. No puede existir otro sentimiento en la mente, alma y corazón de un preso, que no sea el día en que pueda ver la orden de libertad.

Y en ese mismo orden, la humanidad tiene otro tipo de prisión, que no es la prisión física de un preso, y esto es la prisión espiritual.

Existen cadenas espirituales que encarcelan al hombre, lo tienen en una especie de cautividad y por eso Cristo vino en esencia a pregonar libertad a los cautivos espirituales, “EL ESPÍRITU DE JEHOVÁ EL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ, PORQUE ME UNGIÓ JEHOVÁ; ME HA ENVIADO A PREDICAR BUENAS NUEVAS A LOS ABATIDOS, A VENDAR A LOS QUEBRANTADOS DE CORAZÓN, A PUBLICAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y A LOS PRESOS APERTURA DE CÁRCEL”, Isaías 61: 1

Usted me dirá que como eso es posible.

No hay que ir muy lejos, yo era un cautivo de las mujeres, de los placeres, de las fiestas, de los moteles, de las bebidas, era un preso de las circunstancias que me rodeaban al extremo de que me llevaba el mundo por delante, creyéndome la última Coca Cola del desierto.

Hasta que un día el Señor Jesucristo me llamó a su redil y les puedo asegurar que me libertó, rompió mis cadenas, dándome la libertad que solo Él puede dar al ser humano, “ESTAD, PUES, FIRMES EN LA LIBERTAD CON QUE CRISTO NOS HIZO LIBRES, Y NO ESTÉIS OTRA VEZ SUJETOS AL YUGO DE LA ESCLAVITUD”, Gálatas 5: 1.

El mundo y sus placeres nos esclavizan, nos sujetan al yugo de satanás, porque todos esos placeres no provienen de Dios, “PORQUE TODO LO QUE HAY EN EL MUNDO, LOS DESEOS DE LA CARNE, LOS DESEOS DE LOS OJOS, Y LA VANAGLORIA DE LA VIDA, NO PROVIENE DEL PADRE, SINO DEL MUNDO. Y EL MUNDO PASA, Y SUS DESEOS; PERO EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE DIOS PERMANECE PARA SIEMPRE”, 1ra. Juan 2: 16-17.

Por eso fue que hizo falta

“LA ORDEN DE LIBERTAD”

Esa orden de libertad que el Padre tuvo para con esta humanidad que estaba condenada por el pecado de Adán.

Y esa orden de libertad nos ha sido dada, nos ha sido brindada a precio de Sangre, pues Cristo, para ejecutarla tuvo que derramar su preciosa Sangre en una Cruz y morir por ti y por mí, para que esa libertad fuera la hermosa y sublime realidad que hoy tenemos los seres humanos con solo aceptar a Cristo en su corazón.

Ven a Cristo, no importa el tamaño de tus pecados, no importa el tamaño de tu enfermedad, no importa el tamaño de tu deuda, no importa el tamaño de tu problema.

El mismo Espíritu Santo de Dios será el que te dará la libertad, “PORQUE EL SEÑOR ES EL ESPÍRITU; Y DONDE ESTÁ EL ESPÍRITU DEL SEÑOR, ALLÍ HAY LIBERTAD”, 2da. Corintios 3: 17.

Cristo te ama y te llama,

No lo rechaces más,

Dios te guarde,

Héctor Paula