LECTURA BÍBLICA DE HOY:
Salmos: 116 1-2, “AMO A
JEHOVÁ, PUES HA OÍDO MI VOZ Y MIS SÚPLICAS; PORQUE HA INCLINADO A MÍ SU OÍDO;
POR TANTO, LE INVOCARÉ EN TODOS MIS DÍAS”.
Gracias Dios mío por tu Palabra.
Perdona nuestras iniquidades, nuestras debilidades, ayúdanos a perseverar,
danos las fuerzas para no desmayar en la mitad del camino, aumenta nuestra fe
cada día más, unge nuestras rodillas y haznos propicios ante tu presencia para
alcanzar tu oportuno socorro, en el nombre de Jesús, Amén.
MENSAJE:
Nos encontramos en un tiempo en que
ser escuchado es un acto milagroso, es cómo algo que pasó a la historia, es
cómo una utopía, un sueño.
Fuera de toda exageración, la
inmensa mayoría no escucha a la persona que le habla, porque la tecnología del
internet, las redes sociales y el celular han creado una sociedad muy parecida
a la isla de los zombies.
Pero aparte de que las personas están
en su gran mayoría ensimismadas en lo de ellos propios, no les interesan escucharte,
tú le hablas a alguien y no terminas de expresarle algo, cuándo ya te están
hablando de ellos y no te dejan casi terminar de hablar.
Esta situación la veo a diario, la
gente no quiere escuchar al otro, es una patología que se ha esparcido en casi
todo el planeta.
Para una persona escucharte
adecuadamente y con la atención que requiere una conversación en la que hay que
saber escuchar al otro, tiene que ser una persona con un alto grado de
educación y de fundamento espiritual profundo.
A lo mejor ustedes creen que estoy
siendo muy drástico, pero por favor piensen y mediten por ustedes mismos las veces que les ha pasado , es
difícil encontrar a alguien que te escuche atentamente, eso es una amarga y
triste realidad.
A veces pienso que
“SER ESCUCHADO”
Se ha esfumado de la faz de la
tierra. Me refiero a ser escuchado de verdad, porque por lo general no te ponen
la debida atención.
A diferencia de los hombres, Dios sí
te escucha.
Dios está siempre presto a
escucharte, a oírte porque Él está atento a tu vida, Él tiene un diseño
especial para ti y para mí, lo que pasa es que a veces se nos olvida, por los
afanes diarios.
Es hora de entender eso.
Es hora de
orar más, porque Dios está esperando nuestras súplicas, nuestra voz, “AMO A JEHOVÁ, PUES HA OÍDO MI VOZ Y MIS SÚPLICAS;
PORQUE HA INCLINADO A MÍ SU OÍDO; POR TANTO, LE INVOCARÉ EN TODOS MIS DÍAS”, Salmos:
116 1-2.
Si no conoces a Jesús, Él tiene los
brazos abiertos esperando por tí, para abrazarte en su regazo y llevar tu
carga, ven a Jesús en esta hora !!!
Dios te bendiga !!!
Héctor Paula.
Para la Gloria de
Dios
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