lunes, 3 de octubre de 2011

"UNA PORCIÓN PARA CADA COSA"


Foto por: juliohernandez.com.mx

LECTURA BÍBLICA DE HOY: Lamentaciones 3: 24,

MI PORCIÓN ES JEHOVÁ, DIJO MI ALMA; POR TANTO, EN ÉL ESPERARÉ

Gracias por tu Palabra Padre Celestial, gracias por este nuevo día, gracias por permitirnos respirar. Bendice a cada lector, levanta al caído, da fuerzas al que las necesita, obra milagros en cada lector. Llévate toda duda, reprende al hombre fuerte y glorifícate en el siguiente mensaje, en el nombre de Jesús. Amén.

MENSAJE *** EXHORTACIÓN *** SERMÓN *** REFLEXIÓN:

En la vida todo tiene su porción, su especialidad, como se dice en mi país, “el zapato dañado para el reparador de zapatos”.

Todos tenemos una función, ya sea grande, ya sea mediana, ya sea pequeña.

El mejor ejemplo es el cuerpo humano, todos los miembros tienen su actividad, y Dios nos hace esta similitud para que los cristianos comprendamos que somos del cuerpo de Cristo, “PORQUE ASÍ COMO EL CUERPO ES UNO, Y TIENE MUCHOS MIEMBROS, PERO TODOS LOS MIEMBROS DEL CUERPO, SIENDO MUCHOS, SON UN SOLO CUERPO, ASÍ TAMBIÉN CRISTO”, 1ra. Corintios 12: 12.

Obviamente que, según sea la función del miembro, demandará lo que le corresponde: al oído le corresponde escuchar, a la nariz le corresponde oler y así sucesivamente, todo tiene su orden y su diseño.

Nosotros como seres humanos fuimos creados en ese mismo contexto, Dios nos creó a su imagen y semejanza, al extremo de que Adán y Eva hablaban directamente con Dios y tenían la promesa de vivir por siempre en el huerto del Edén.

Dios, como soberano, como dueño de su diseño le puso un límite a ellos y ese límite fue traspasado, fue violado por lo que toda la humanidad vino a heredar ese pecado original.

Dios le ha dado a la humanidad diferentes dispensaciones, siendo la más dramática la del diluvio, en que la humanidad se encontraba de continuo al pecado, y ese pecado llegó a Dios, y Él tuvo que ordenarle a Noé que construyera un Arca, pero la gente no entendió, como no entienden ahora.

Los hechos están ahí, Dios envió el diluvio y solo Noé y su familia junto a los animales en pareja pudieron salvarse.

Hoy estamos en el mismo escenario de cuando el diluvio, no hay diferencia y la Palabra es clara, “MAS COMO EN LOS DÍAS DE NOÉ, ASÍ SERÁ LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE. PORQUE COMO EN LOS DÍAS ANTES DEL DILUVIO ESTABAN COMIENDO Y BEBIENDO, CASÁNDOSE Y DANDO EN CASAMIENTO, HASTA EL DÍA EN QUE NOÉ ENTRÓ EN EL ARCA, Y NO ENTENDIERON HASTA QUE VINO EL DILUVIO Y SE LOS LLEVÓ A TODOS, ASÍ SERÁ TAMBIÉN LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE”, Mateo 24: 37-39.

Dios quiere que tú y yo seamos salvos, porque Cristo está muy cerca de venir.

Pero básicamente, ¿qué es lo que Dios nos quiere decir en esta hora?

Para contestar, lo primero que debemos de estar claros es que nosotros estamos constituídos de alma, cuerpo y espíritu.

El espíritu es propiedad automática de Dios, porque es el soplo, el hálito de vida, y por ser el soplo de vida que Él nos da, el espíritu es de Dios.

Dios nos está hablando del cuerpo y del alma, obviamente el cuerpo no reviste tanta importancia porque es lo que muere, es lo que va al polvo, “CON EL SUDOR DE TU ROSTRO COMERÁS EL PAN HASTA QUE VUELVAS A LA TIERRA, PORQUE DE ELLA FUISTE TOMADO; PUES POLVO ERES, Y AL POLVO VOLVERÁS”, Génesis 3: 19.

Por tanto lo que nos ocupa es el alma.

El alma no muere, es eterna y como somos creación de Dios, Él no podía permitir que esa alma fuera a la eternidad de condenación, y con el propósito de que esa alma obtuviera la salvación nos envió a su Hijo Unigénito a morir por tí y por mí en una horrenda cruz.

Y es este sacrificio que tanto te predicamos, para que tu alma, mi alma puedan ser redimidas, “JEHOVÁ REDIME EL ALMA DE SUS SIERVOS, Y NO SERÁN CONDENADOS CUANTOS EN ÉL CONFÍAN”, Salmos 34: 22.

Es hora de entender que existe

UNA PORCIÓN PARA CADA COSA

El cuerpo solo pide cosas que lo satisfagan, pero que al final éste muere, se va al polvo, al sepulcro.

Mientras que el alma solo debe pedir las cosas que le den vida eterna: recibir a Cristo, oración, consagración, fe y trabajo en la obra de Dios.

Esta es la porción que le tiene que corresponder a tu alma, a mi alma: Jehová.

El salmista lo definió profundamente, “MI PORCIÓN ES JEHOVÁ, DIJO MI ALMA; POR TANTO, EN ÉL ESPERARÉ”, Lamentaciones 3: 24

El tiempo se termina.

Espera en Jehová, ven a Cristo, no lo pienses más.

Ya estamos en octubre, el año casi se acaba. No permitas que se termine este año sin tomar la decisión más inteligente de tu vida,

no importan los problemas,

no importan las enfermedades,

no importan las deudas,

no importan los pecados, ven a Cristo, aún te sientas el alma abatida, “¿POR QUÉ TE ABATES, OH ALMA MÍA, Y TE TURBAS DENTRO DE MÍ? ESPERA EN DIOS; PORQUE AÚN HE DE ALABARLE, SALVACIÓN MÍA Y DIOS MÍO”, Salmos 42: 5.

Dios te guarde,

Héctor Paula

No hay comentarios: