viernes, 23 de septiembre de 2011

"EL PODER QUE HAY EN EL HABLAR"


Foto por: cuidandomimundo.com

LECTURA BÍBLICA DE HOY: Mateo 15: 11,

"NO LO QUE ENTRA EN LA BOCA CONTAMINA AL HOMBRE; MAS LO QUE SALE DE LA BOCA, ESTO CONTAMINA AL HOMBRE"

Gracias Dios mío por tu Palabra, santifícanos y danos fortaleza para vencer las debilidades, llévate toda inmundicia y toda escoria que podamos tener, reprende todo plan de las tinieblas, bendícenos y glorifícate en el siguiente mensaje.

MENSAJE *** EXHORTACIÓN *** SERMÓN *** REFLEXIÓN:

Las palabras que hablamos tienen un peso específico de proporciones mayúsculas.

En la generalidad de los casos no sabemos aquilatar lo que va a salir por nuestras bocas, es más la palabra tiene una contundencia solo comparable con un proyectil de cabeza nuclear, y teledirigido.

Obviamente la palabra que sale de nuestra boca tiene dos vertientes, la constructiva y la destructiva.

Una de las cosas que más daño le ha hecho al matrimonio y a la relación de pareja es la palabra que sale de la boca.

Hay matrimonios que han sido bombardeados por las granadas de la palabra del cónyuge, se ofende, se hiere profundamente con la palabra hablada, provocando hemorragias espirituales incontenibles e imborrables.

Dios está muy pendiente de todo esto y por eso nos trae este mensaje en esta hora.

Los cristianos debemos de cuidarnos al hablar, porque con una misma boca bendecimos, pero por otro lado maldecimos, y esto no debe ser, "DE UNA MISMA BOCA PROCEDEN BENDICIÓN Y MALDICIÓN. HERMANOS MÍOS, ESTO NO DEBE SER ASÍ", Santiago 3: 10

Nuestros frutos estarán definidos en primer orden por lo que hablamos, existe una relación directa en la manera que hablamos y los frutos dignos de arrepentimiento, esto quiere decir que un cristiano, una cristiana que habla con sabiduría, edificación y bendición, será como el buen árbol que no puede dar malos frutos.

Pero los que hablan hiriendo son como el árbol malo que no puede dar frutos buenos, "NO PUEDE EL BUEN ÁRBOL DAR MALOS FRUTOS, NI EL ÁRBOL MALO DAR FRUTOS BUENOS", Mateo 7: 18

La pesadilla más grande que puede tener una persona es su lengua.

La lengua constituye un fuego devorador, un mundo de maldad, "Y LA LENGUA ES UN FUEGO, UN MUNDO DE MALDAD. LA LENGUA ESTÁ PUESTA ENTRE NUESTROS MIEMBROS, Y CONTAMINA TODO EL CUERPO, E INFLAMA LA RUEDA DE LA CREACIÓN, Y ELLA MISMA ES INFLAMADA POR EL INFIERNO", Santiago 3: 6.

Tenemos que orar mucho para poder contener nuestra forma de hablar, porque solo Cristo nos puede transformar y obviamente transformar nuestra forma de hablar.

La palabra tiene poder, por eso es que hay que tener sumo cuidado con lo que hablamos.

Conocí un padre que todo el tiempo le decía homosexual a su niño cada vez que éste hacía algo incorrecto y cuando creció ya joven, efectivamente resultó homosexual.

Usted puede fácilmente condenar a alguien con palabras descompuestas y esto no puede seguir así.

No podemos permitir que de nuestra boca salgan palabras destructivas. Es una realidad,

"EL PODER QUE HAY EN EL HABLAR",

Este poder casi pasa por desapercibido en la mayoría y no nos damos cuenta cuando herimos con las palabras que decimos.

Tenemos que estar en paz con Cristo. Tenemos que buscar el bautismo del Espíritu Santo.

La forma de nosotros hablar será el termómetro que indicará nuestro grado de madurez espiritual y de la presencia de Cristo en nuestras vidas.

Porque de la abundancia del corazón es que va a hablar nuestra boca. El mismo Jesús lo dijo hablándole a los fariseos y se lo dijo con mucha autoridad, "¡GENERACIÓN DE VÍBORAS! ¿CÓMO PODÉIS HABLAR LO BUENO, SIENDO MALOS? PORQUE DE LA ABUNDANCIA DEL CORAZÓN HABLA LA BOCA", Mateo 12: 34.

Vamos a cuidar lo que hablamos, esto es para todos, comenzando conmigo, porque no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre sino lo que sale de la boca, "NO LO QUE ENTRA EN LA BOCA CONTAMINA AL HOMBRE; MAS LO QUE SALE DE LA BOCA, ESTO CONTAMINA AL HOMBRE", Mateo 15: 11.

No es fácil llevarlo a la práctica, pero para Dios no hay nada imposible y solo con la ayuda y la dirección de Dios podremos dominar nuestra forma de hablar.

Cristo te ama,

Dios te guarde,

Héctor Paula

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