viernes, 9 de septiembre de 2011

"PERTENENCIA DIVINA"


Foto por: Paty Erosa

LECTURA BÍBLICA DE HOY: 1ra. Corintios 6: 20,

PORQUE HABÉIS SIDO COMPRADOS POR PRECIO; GLORIFICAD, PUES, A DIOS EN VUESTRO CUERPO Y EN VUESTRO ESPÍRITU, LOS CUALES SON DE DIOS”.

Gracias Dios mío por tu Palabra santa y perfecta, gracias por los lectores, gracias Padre por la vida que nos das, por la familia que nos permitiste tener, gracias por el aire que respiramos. Glorifícate en el siguiente mensaje, en el nombre de Jesús. Amén.

MENSAJE *** EXHORTACIÓN *** SERMÓN *** REFLEXIÓN:

Normalmente las reses son marcadas con las iniciales de su dueño, para diferenciarlas de otras.

Esta marca indica que las mismas son pertenencia de una determinada persona.

Recuerdo a mi tío Tite que tenía mucho ganado en su finca que se encontraba en la carretera Mella, a unos dos kilómetros del cruce de Guerra, pasando por San Isidro.

Me llamaba la atención las iniciales de mi tío en todas esas vacas.

En este mismo contexto Dios nos quiere expresar que hemos sido comprados a precio de Sangre y sellados con su Espíritu Santo, “EN ÉL TAMBIÉN VOSOTROS, HABIENDO OÍDO LA PALABRA DE VERDAD, EL EVANGELIO DE VUESTRA SALVACIÓN, Y HABIENDO CREÍDO EN ÉL, FUISTEIS SELLADOS CON EL ESPÍRITU SANTO DE LA PROMESA”, Efesios 1: 13.

Jesús derramó su Sangre Preciosa en la Cruz para redimirnos de nuestros pecados, porque sin derramamiento de Sangre no podía haber remisión del pecado, “Y CASI TODO ES PURIFICADO, SEGÚN LA LEY, CON SANGRE; Y SIN DERRAMAMIENTO DE SANGRE NO SE HACE REMISIÓN”, Hebreos 9: 22.

Antiguamente sacrificaban palomillos, machos cabríos, corderos una vez al año por el sumo sacerdote, y se derramaba la sangre de ellos, pero solo cubría el pecado, no provocaba el perdón, porque no existía un verdadero arrepentimiento, solo se cumplía lo escrito en el rollo de la ley, pero no en sus corazones.

Cristo vino a ser el Cordero Perfecto, derramando su Sangre, luego de ser vejado, maltratado, golpeado, abofeteado y crucificado.

Este es el Cordero de Dios que te presento en esta hora, el mismo que, cuando se acercaba a Juan el bautista, éste se quedó estupefacto, maravillado, impresionado, impactado ante la presencia del Maestro, “EL SIGUIENTE DÍA VIO JUAN A JESÚS QUE VENÍA A ÉL, Y DIJO: HE AQUÍ EL CORDERO DE DIOS, QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO”, Juan 1: 29.

Y fue a este precio que Cristo nos compró, a precio de Sangre.

Sin embargo la humanidad no ha sabido valorar en su justa dimensión este sacrificio para vida eterna.

Y esa misma humanidad ha preferido ignorar que Cristo llevó nuestros pecados a la cruz, resucitando al tercer día para asegurarnos vida eterna.

Y prometernos que el infierno jamás podría prevalecer sobre la iglesia de Jesucristo que somos los que lo hemos recibido en nuestros corazones, “Y YO TAMBIÉN TE DIGO, QUE TÚ ERES PEDRO, Y SOBRE ESTA ROCA EDIFICARÉ MI IGLESIA; Y LAS PUERTAS DEL HADES NO PREVALECERÁN CONTRA ELLA”, Mateo 16: 18.

Es por eso que debemos de entender el propósito de Dios en la vida de cada uno de nosotros, hemos sido comprados a precio de sangre en primer lugar, y en segundo lugar somos pertenencia de Dios.

Como somos pertenencia de Dios, nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, “¿O IGNORÁIS QUE VUESTRO CUERPO ES TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO, EL CUAL ESTÁ EN VOSOTROS, EL CUAL TENÉIS DE DIOS, Y QUE NO SOIS VUESTROS?”, 1ra. Corintios 6: 19.

Tenemos que pedir a Dios que nos santifique, pedirle que saque toda inmundicia de nuestros cuerpos, porque somos,

PERTENENCIA DIVINA

Nuestro cuerpo y nuestro espíritu son de Dios y fuimos comprados por precio.

Esto es lo que Dios ha establecido en su palabra, somos pertenencia de Él, “PORQUE HABÉIS SIDO COMPRADOS POR PRECIO; GLORIFICAD, PUES, A DIOS EN VUESTRO CUERPO Y EN VUESTRO ESPÍRITU, LOS CUALES SON DE DIOS”, 1ra. Corintios 6: 20.

Cristo te ama,

Ven a Él,

Dios te guarde,

Héctor Paula

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