LECTURA BÍBLICA DE HOY:
Juan 6: 37, “TODO LO QUE
EL PADRE ME DA, VENDRÁ A MÍ; Y AL QUE A MÍ VIENE, NO LE ECHO FUERA”.
Gracias Dios mío por tu Palabra. Te
presento los lectores y lectoras, obra milagros en sus vidas, háblales en el
silencio apacible de la noche, ayúdanos a estar en la cobertura del Espíritu
Santo, quitando de nosotros todo impedimento, llévate toda depresión y
glorifícate en la vida de los lectores y lectoras, en el nombre de Jesús. Amén.
MENSAJE:
Vivimos una sociedad muy clasista,
donde se han disgregado, se han separado los diferentes estratos en diferentes niveles.
El sistema capitalista, que es el más
arraigado, trae consigo una enorme distancia entre esas clases, el rico más
rico y el pobre más pobre.
No estoy criticando el sistema,
porque siempre tendremos pobres, el mismo Jesús lo dijo. Lo que me trae a este
hermoso mensaje que Dios me inspiró, es a que entendamos la diferencia de lo
que existe en este mundo hipócrita y pecador y lo que ocurre ó debe de ocurrir
en el pueblo de Dios.
Si usted no es de la clase rica,
poderosa y de apellidos sonoros no puede ingresar a ciertos clubes sociales de
la alta sociedad. Si usted no dispone de una cantidad significativa de dinero,
no podrá asistir a lugares de esparcimiento donde tiene que pagar entrada. Es
decir, el sistema excluye al pobre, lo aleja de poder alcanzar ciertas
comodidades que al rico le sobra.
A mí no se me olvida nunca que los
Clinton gastaban 10,000 dólares americanos todos los meses solo en los perros.
Si usted se pone a ver, el abismo que
separa al rico del pobre es interminable, y eso no puede ser así.
Pero tengo buenas noticias. Dios ha
roto con esos paradigmas, y nos ha establecido claramente, que podemos disfrutar de las bendiciones más importantes que existen, que son las
bendiciones espirituales, porque las materiales terminan, perecen con la
persona.
En el pueblo de Dios
“NO SE COBRA ENTRADA”
Son bendiciones para vida eterna.
Son bendiciones que alejan los
miedos.
Son bendiciones que aunque partamos
de este mundo, viviremos, "LE DIJO JESÚS: YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA; EL
QUE EN MÍ CREE, AUNQUE ESTÉ MUERTO, VIVIRÁ", Juan 11: 25.
En mi caso deseché las bondades del
mundo y Jesús me llamó a disfrutar de estas bendiciones que el mundo nunca me
dio.
Es un mundo muy discriminador, lleno de maldad, de intrigas, de pasiones
desordenadas, de envidias, de alta hipocresía.
Aquí disfruto de una
felicidad plena, de una paz insuperable y de una seguridad fuera de todo temor.
Aquí nadie me echa fuera, “TODO LO QUE EL PADRE ME DA, VENDRÁ A MÍ; Y AL QUE A MÍ
VIENE, NO LE ECHO FUERA”, Juan 6: 37.
Por eso no cambio mi
Cristo por nada de este mundo, que no conoce el agradecimiento, salvo muy
contadas excepciones.
Ese Cristo que me rescató
y dio su vida por tí y por mí, es el que te estoy presentando en esta hora, y
que a tí tampoco te echará fuera.
Ven a Cristo en esta hora y sentirás
lo que es el gozo de la salvación, la paz que nada ni nadie te ha dado hasta
ahora y la certeza de que no te echarán fuera!!!
Dios te bendiga !!!
Héctor Paula.
Para la Gloria de
Dios
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