martes, 17 de junio de 2008

"EL HOMBRE QUE NO TENÍA CAMISA"

Dios les prosiga bendiciendo.

Mat. 5: 3 "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos"

Existe una fábula acerca de un rey que no era feliz. Había buscado la felicidad, la bienaventuranza en su vida, pero no la encontraba, no era feliz a pesar de ser el rey. Hizo buscar una persona feliz y sus soldados salieron a buscar una persona feliz, pero tampoco la encontraban.

Caminando ellos, escucharon un señor en una casita bien pobrecita y un hombre pregonaba que era feliz, y cuando entraron le preguntaron si era feliz, a lo que el hombre les afirmaba que era el hombre más feliz del mundo, pero él era tan pobre que no tenía camisa, por lo que tuvieron que llevarlo al rey.

Este es un resúmen de la fábula, no era exactamente así, pero sí esa es la idea, que el hombre más feliz no tenía camisa.

En este momento te pregunto, ¿Eres realmente feliz?. Esta es la gran pregunta, porque en estos momentos es bien difícil encontrar la felicidad como aquel rey.

El dinero no te da la felicidad, el dinero puede comprar muchas cosas, pero no puede comprar la felicidad. El rico podrá disfrutar de sus riquezas terrenales, pero en su interior no es feliz, porque alguna cosa le turba, por más dinero que tenga.

Puedo citarte miles de casos de ricos que en su riqueza no encuentran la felicidad, la bienaventuranza real.

Para ser bienaventurado se tiene que lograr una paz interior en nuestras almas que no se puede buscar terrenalmente. Yo duré toda una vida buscándola y no la encontré, y tenía una bienaventuranza terrenal, pero nunca encontré una bienaventuranza interna, llegué a tener grandes pocesiones en una ocasión: carro deportivo, camioneta nueva, casa con piscina, muchos viajes internacionales, socio del club deportivo Naco, hijos en los mejores colegios, grandes fiestas, muchas aventuras amorosas, pero era el hombre más infeliz sobre la faz de la tierra.

Hasta el día en que le entregué mi vida a Cristo y la sangre derramada en el calvario me lavó, limpió mis pecados, en ese mismo instante comencé a sentir la verdadera bienaventuranza, Sal 1: "Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores"

Por eso en esta hora vengo a decirte que si no encuentras la felicidad, la bienaventuranza, en Cristo tendrá las únicas promesas de que vas a encontrar la felicidad que por años has buscado, esto hay que sentirlo para creerlo, por eso no me avergüenzo del Evangelio.

Cuando vienes a Cristo tienes una invitación a las bodas del Cordero, cuando un día estaremos juntos con Él celebrando en el cielo las bodas con nuestro Señor y Salvador: Apoc. 19: 9 "Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a las bodas del Cordero"

Por eso es que cuando aceptas a Cristo en tu corazón formas parte de los soldados de Jesucristo que nos hemos humillado y apartado para servirle en espíritu y en verdad.

La Palabra nos dice en nuestra lectura bíblica inicial que, bienaventrados los pobres de espíritu, osea los que nos humillemos a Cristo, esto no quiere decir que sea pobre de dinero, sino de espíritu.

Dejando a un lado los placeres. A lo mejor te piensas que eso es difícil, pero no eres tú el que dejará los placeres, cuando te humillas a Cristo y te conviertes a Él, es el Espíritu Santo que te irá transformando, no es el pastor ni el predicador, ni el hermano, es el mismo Jesús que te irá quitando todas las ataduras que no te dejan ser feliz.

"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos", la Biblia usa el griego makários que significa supremamente bendecido, afortunado. Y esta es la felicidad, la bienaventuranza que Cristo te ofrece en este momento, en que a lo mejor estás pasando por situaciones difíciles.

Ven a Cristo y Él te dará las fuerzas, te dará la felicidad, la bienaventuranza, Sal. 84: 5 "Bienaventurado el hombre que tiene en tí sus fuerzas"

Es hora de que tomes una decisión. Será la decisión más hermosa que te hayas imaginado, no importa lo que te digan de los cristianos, que el cristiano fulano de tal hace lo mal hecho, que el otro hizo aquello, no le hagas caso al diablo, Cristo te dice en este momento que eres importante, que quiere darte la felicidad, la bienaventuranza de tu alma, tu salvación.

Eres especial para Cristo, aquella fábula hablaba de

"EL HOMBRE QUE NO TENÍA CAMISA"

Pero ahora yo te ofrezco a Cristo para encontrar la verdadera felicidad

Ven a Él.

Dios te bendiga y te guarde,

Héctor Paula

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