Dios les continúe bendiciendo.
Romanos 8: 37 "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó"
Antes de ser cristiano yo era un fanático del boxeo, me encantaba ir a ver las peleas.
Como no tenía temor de Dios, me apasionaba la violencia del boxeo y constituía para mi vida una atadura más de las que satanás me tenía atrapado en sus redes.
En la pelea es imposible saber cual el ganador, aún sea el campeón que defienda su corona, sobre todo si el contendor tiene buena condiciones.
En el boxeo existen las apuestas, donde seres humanos incautos pierden millones de dólares en todos los países donde se practica este deporte llamado el de las narices chatas.
Espiritualmente nuestras vidas constituyen una pelea entre el bien y el mal.
Dios nos ha dado las armas para combatir en este cuadrilátero de la vida con un enemigo astuto, pero que puede ser derrotado con solo ser un creyente verdaderamente lavado por la sangre de Jesucristo.
Esta es una pelea declarada,
el diablo tiene como objetivo derribarnos
y posee una estructura espiritual fuerte y organizada, Efesios 6: 12 "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes".
Y esta estructura espiritual es enviada hacia nosotros con toda intensidad,
pues la Biblia establece que el diablo vino a matar, a hurtar y a destruir,
más Cristo vino a darte vida y vida en abundancia.
Por eso en esta hora vengo a decirte que procures alcanzar la sangre preciosa de Cristo,
que te conviertas de esos caminos que hoy transitas y vengas al camino de la salvación de Cristo,
para que puedas vencer en esta terrible pelea declarada entre satanás y la creación de Dios que somos tú y yo.
El diablo odia la creación de Dios, odia al hombre, odia a la mujer y no descansará hasta que no nos derribe,
pero tengo una buena noticia para tí: En esta pelea es la única pelea en la que se sabe cual será el ganador: Tú y yo en Cristo Jesús.
Solamente si tenemos a Cristo en nuestras vidas somos declarados vencedores, tal y como lo dice nuestra lectura bíblica de hoy: "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" Rom. 8: 37.
Ven a Cristo, para que seas un vencedor,
Ven a Cristo para que la paz y el gozo pueda llegar a tu vida y a tu hogar,
Son hermosas las promesas que tenemos en Cristo,
Ven a Cristo para que seas
"EL GANADOR ANTES DE LA PELEA"
Dios te guarde,
Héctor Paula
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